Iglesia de San Pedro y San Pablo

Los jesuitas comenzaron la construcción de la iglesia barroca en 1670. La consagraron a San Ignacio y San Francisco Javier. Tras la clausura de la orden de los jesuitas en 1773, la parroquia de San Pedo y Pablo solicitó que se convirtiera en su iglesia parroquial. El nombre oficial de la iglesia es Visitación de San Pedro y San Pablo a los santos San Ignacio y San Francisco Javier. El interior de la iglesia está decorado abundantemente. Además de un impresionante altar del siglo XVIII, el púlpito y las pinturas, hay catorce confesionarios empotrados. Una delicada muestra de la xilografía de Malinas. Según la leyenda, la iglesia cuenta con tantos confesionarios porque está situada cerca del mercado de ganado (Veemarkt) y en la compraventa de ganado se mentía y estafaba muchísimo. ¿La verdadera razón? En su origen, era una iglesia de peregrinaje que albergaba muchas reliquias. Para poderlas tocar, había que estar libre de pecado.

El púlpito de madera de roble lo realizó alrededor de 1700 Hendrik Frans Verbruggen, descendiente de una destacada estirpe de escultores de Amberes. Verbruggen era especialista en mobiliario religioso barroco. El púlpito está concebido como una obra de talla grande. En la esfera terrestre de la parte inferior, las figuras humanas representan los cuatro mundos conocidos hasta ese momento. Sujetan la tribuna del púlpito, adornada con los atributos de los cuatro evangelistas y con cuatro medallones con efigies de santos evangelistas. Dos ángeles sujetan el tornavoz, la marquesina de madera que intensifica la voz del sacerdote. El púlpito tenía por fin explicar a los fieles que los jesuitas divulgaban la fe verdadera en todo el mundo. Lo que impresiona, sobre todo, es la delicada talla de Verbruggen.